Educación Alimentaria, Social y Emocional para la Atención en Salud

La educación es considerada la vía más adecuada para alcanzar el desarrollo humano y sostenible, por cuanto además de intervenir en determinantes sociales de orden estructural, fomenta el desarrollo de competencias que incluyen conocimientos, habilidades y destrezas que desarrolla una persona para comprender, transformar y participar en el mundo en el que vive. Por lo tanto, procesos de educación para la salud integrales, partiendo de la evidencia científica y basados en la comunicación, el diálogo de saberes, la pedagogía activa crítica, participativa y transformadora logran el empoderamiento individual y la transformación de las realidades en las que estamos inmersos.
Cuando se comprende que la educación para la salud no es el fin, sino que es el medio por el cual las sociedades pueden acceder a mejores condiciones de vida, se comprende también que es una acción indispensable por realizar. Sin la existencia de ella, se niega a las comunidades el desarrollo pleno de sí mismas y, por ende, se niega el acceso a los derechos universales de los cuales deben ser partícipes. 
Específicamente la educación alimentaria nutricional (EAN) hace referencia a aquellas estrategias educativas diseñadas para facilitar la adopción voluntaria de conductas alimentarias y otros comportamientos relacionados con la alimentación y la nutrición favorables para la salud y el bienestar. Estas estrategias están enfocadas en el desarrollo de habilidades de los sujetos para tomar decisiones adecuadas en cuanto a su alimentación y en la promoción de un ambiente alimentario propicio. Siempre que buscamos intervenir en lo social interactuamos con otros/as que poseen saberes previos, formas de pensar sobre el cuerpo, la salud y la enfermedad, y maneras de actuar socialmente determinadas. Estas dimensiones subjetivas deben ser necesariamente tenidas en cuenta si se busca que los sujetos participen activamente en la construcción de conocimiento, se involucren de forma emocional y así puedan establecer vínculos entre conocimientos y actitudes, (percibiendo su capacidad para producir cambios). Las emociones son una parte innegable e integral de nuestro ser que condicionan nuestra salud y desempeñan un papel esencial en nuestro comportamiento, aprendizaje, creatividad e interacción social, etc. La evidencia científica actual destaca cómo afectan a la vida cotidiana, cómo nos encontramos en cada momento, estando presentes en cada actitud y decisión, así como, en cada una de nuestras acciones. De igual manera, sobre la vinculación entre las emociones y la salud como base de toda actividad humana. La importancia que tiene el fomento de las emociones para nuestro desarrollo integral justifica la necesidad de promover y fomentar las competencias emocionales y sociales de las personas. En este sentido, es pertinente y más aún, necesario, incluir sendas dimensiones (emociones y dimensión social) a la EAN para abogar por la Educación Alimentaria Nutricional Emocional y Social (EANSE).  
La calidad de las intervenciones en EANSE depende de las capacidades del equipo involucrado.  Actualmente existe una disparidad en la calidad de formación profesional en EANSE. Muchas veces predomina el uso de enfoques autoritarios, de arriba a abajo (se imita la forma de enseñanza) y se basa en conocimientos técnicos, en lugar del desarrollo de capacidades. La formación profesional en EANSE debe estar basada en los mismos principios (práctica, participativa, toma en cuenta la experiencia previa, entre otros) que hacen de la EANSE efectiva.  
Los profesionales de los ámbitos social, sanitario y educativo tienen un rol fundamental en educar a las personas para su salud y bienestar, en diferentes etapas del ciclo de vida y en diferentes situaciones y entornos. Por lo tanto, es esencial que estos profesionales adquieran las competencias en educación y promoción de la salud que les permitan realizar esta importante labor social, de manera rigurosa y basada en evidencia científica.  Cada vez más, la formación especializada en educación y promoción de la salud es y será imprescindible para estos profesionales, en un mundo en el que el empoderamiento de los ciudadanos se está volviendo relevante en la gestión de la propia salud y en el aprendizaje de formas de vida sostenibles.