Salud Pública - Publicado el 20 de agosto de 2025

FAO destaca la inocuidad en complementos alimenticios y alimentos funcionales

FAO destaca la inocuidad en complementos alimenticios y alimentos funcionales

El consumo de complementos alimenticios y alimentos funcionales ha aumentado en todo el mundo, impulsado por el interés en mejorar la salud y el bienestar. Ante este crecimiento, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) presentó el informe “Inocuidad de los alimentos en la nutrición personalizada: examen de los complementos alimenticios y los alimentos funcionales”, que evalúa los desafíos y oportunidades asociados a estos productos.

El documento revisa marcos normativos internacionales y analiza aspectos críticos de la inocuidad, como la interacción con medicamentos, la dosificación, el etiquetado y la seguridad de ingredientes sin antecedentes de consumo. También examina cómo diferentes países clasifican y regulan estos productos, con especial atención a contextos de ingresos medios y bajos, para orientar el fortalecimiento de políticas públicas que protejan a los consumidores y promuevan la innovación segura.

El informe define a los complementos alimenticios como fuentes concentradas de nutrientes que complementan la dieta, y a los alimentos funcionales como aquellos que aportan beneficios más allá de la nutrición básica. Reconoce que, si bien pueden contribuir a la salud pública, en muchos casos faltan evidencias que respalden sus propiedades declaradas. Asimismo, resalta que factores como el origen, elaboración y concentración de los ingredientes influyen directamente en su seguridad. Un etiquetado claro, evaluaciones rigurosas y mayor investigación son esenciales para generar confianza y garantizar decisiones informadas por parte de los consumidores.

El avance de la nutrición personalizada y el crecimiento del mercado de estos productos plantean la necesidad de marcos regulatorios sólidos, inclusivos y basados en evidencia científica. La FAO enfatiza que garantizar la inocuidad sin frenar la innovación es clave para proteger la salud pública, fortalecer la confianza del consumidor y asegurar un acceso equitativo a los beneficios de la ciencia aplicada a la alimentación.

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