Obesidad - Publicado el 30 de abril de 2020

Sensibilidad a la insulina cerebral determinaría peso y distribución grasa

Sensibilidad a la insulina cerebral determinaría peso y distribución grasa

El lugar donde se deposita la grasa en el cuerpo y hasta qué punto una persona puede beneficiarse de una intervención en el estilo de vida dependería, entre otras cosas, de cuán sensible es el cerebro a la insulina. Si el cerebro de la persona responde sensiblemente a la hormona, se podría perder una cantidad significativa de peso, reducir la grasa visceral no saludable y mantener la pérdida de peso a largo plazo.

Sin embargo, si el cerebro de la persona tiene una respuesta leve o no responde a la insulina, la persona solo puede perder algo de peso al comienzo de la intervención y luego experimenta una recuperación de peso. A largo plazo, la grasa visceral también aumentaría.

Estos son los resultados de un estudio a largo plazo realizado por el Centro Alemán para la Investigación de la Diabetes (DZD), Helmholtz Zentrum München y el Hospital Universitario de Tübingen, publicado recientemente  en Nature Communications.

Hasta qué punto la grasa corporal tiene un efecto poco saludable depende principalmente del lugar en el que se almacena. La  grasa acumulada en el abdomen es particularmente desfavorable. Esto se debe a que la grasa visceral libera numerosos neurotransmisores que afectan la presión arterial, influyen en la secreción de la hormona insulina y pueden causar inflamación. Esto aumentaría el riesgo de diabetes, enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer.

La grasa subcutánea no tendría estos efectos adversos para la salud. Sin embargo, todavía no está claro por qué el almacenamiento de grasa no ocurre en el mismo lugar en todas las personas.

Los estudios en el Programa de Intervención de Estilo de Vida de Tübingen (TULIP) sugieren que la capacidad de respuesta a la insulina cerebral podría desempeñar un papel importante. Habrían demostrado que las personas con una alta sensibilidad a la insulina en el cerebro tendrían un beneficio significativamente mayor con una intervención de estilo de vida con una dieta rica en fibra y ejercicio que las personas con resistencia a la insulina en el cerebro. No solo perdieron más peso, sino que también tenían una distribución de grasa más saludable.

Pero, ¿cómo afecta la sensibilidad a la insulina la distribución de la grasa corporal y el peso a largo plazo? Investigadores del Centro Alemán para la Investigación de la Diabetes (DZD), Helmholtz Zentrum München y el Hospital Universitario de Tübingen investigaron esta cuestión en un estudio a largo plazo. Para este propósito, se registraron los datos de seguimiento de 15 participantes durante un período de nueve años, en el que la sensibilidad a la insulina en el cerebro se determinó mediante magnetoencefalografía antes del inicio de una intervención en el estilo de vida de 24 meses.

Se habría descubierto que la acción de la insulina en el cerebro no solo determinaría el peso corporal, sino también la distribución de la grasa en el cuerpo.

"Los sujetos con alta sensibilidad a la insulina en el cerebro se beneficiaron de la intervención del estilo de vida con una reducción pronunciada del peso y la grasa visceral. Incluso después de que la intervención del estilo de vida había terminado, solo recuperaron una pequeña cantidad de grasa durante los nueve años de seguimiento", señaló Martin Heni del Hospital Universitario de Tübingen y líder del estudio.

Por otro lado, las personas con resistencia a la insulina cerebral solo mostraron una ligera pérdida de peso en los primeros nueve meses del programa. "Posteriormente, su peso corporal y la grasa visceral aumentaron nuevamente durante los siguientes meses de intervención en el estilo de vida", informó la primera autora, Stephanie Kullmann del IDM.

Dado que la acción de la insulina en el hipotálamo es crucial para la regulación del metabolismo energético periférico, los autores del estudio también investigaron cómo la sensibilidad a la insulina en esta área del cerebro estaría relacionada con la distribución de la grasa corporal.

Para este propósito, examinaron una cohorte transversal de 112 participantes. El análisis de los datos mostró que las personas con alta sensibilidad a la insulina en el hipotálamo generarían poca grasa visceral. Sin embargo, la sensibilidad a la insulina no tendría influencia sobre la masa de grasa subcutánea.

“La sensibilidad a la insulina en el cerebro determina dónde se deposita la grasa ", comentó Heni, resumiendo los resultados. Dado que la grasa visceral se asocia con un mayor riesgo de desarrollar diabetes de tipo 2, así como de sufrir patologías cardiovasculares y cáncer, Heni y sus colaboradores destacan la importancia de las conclusiones de su investigación. Los investigadores de Tubinga ya estarían trabajando en estrategias que reduzcan la resistencia a la insulina en el cerebro y que podrían tener un efecto beneficioso en la distribución de grasa corporal.

En conclusión, demostramos que la alta sensibilidad a la insulina cerebral estaba relacionada con la pérdida de peso durante la intervención en el estilo de vida y se asocia con una distribución favorable de la grasa corporal.

Nuestros resultados actuales subrayan la importancia de la acción de la insulina cerebral para el desarrollo del peso corporal y la distribución de la grasa corporal.

Como la grasa visceral está fuertemente relacionada con la diabetes, el riesgo cardiovascular y el cáncer, estos hallazgos tienen implicaciones más allá de las enfermedades metabólicas e indican la necesidad de estrategias para resolver la resistencia a la insulina del cerebro humano.

Full text: https://www.nature.com/articles/s41467-020-15686-y

Fuente: IntraMed

Para más información: https://www.intramed.net/contenidover.asp?contenidoid=96018