Salud Pública - Publicado el 26 de septiembre de 2025
Beber alcohol se asocia con riesgo aumentado de demencia

La creencia actual es que habría una “dosis óptima” de alcohol para la salud cerebral, sin embargo, la mayor parte de los estudios sobre los que se sostiene dicha creencia se basan en personas mayores y/o no diferencian entre personas que han bebido siempre y aquellos que nunca han bebido alcohol. Para fortalecer la base de evidencia, investigadores recurrieron a datos observacionales y métodos genéticos (aleatorización mendeliana) de dos grandes bancos de datos biológicos para todo el rango de "dosis" de consumo de alcohol.
Se utilizaron las bases del Programa Millón de Veteranos de Estados Unidos (PMV) que incluye a personas de ascendencia europea, africana y latinoamericana y el UK Biobank (UKB), que incluye personas de ascendencia predominantemente europea. Los participantes, que tenían una edad de entre 56 y 72 años al inicio, fueron monitoreados desde su reclutamiento hasta el diagnóstico de demencia, muerte o la fecha de finalización de seguimiento del estudio (diciembre de 2019 para PMV o enero de 2022 para UKB), lo que ocurriera primero. La media de seguimiento fue de 4 años para el grupo de EEUU y de 12 para el grupo del Reino Unido.
Se relevó el consumo de alcohol a partir del cuestionario test de identificación de trastornos en el uso de alcohol (AUDIT-C), que detecta patrones de consumo riesgosos, incluyendo frecuencia de consumo excesivo (6 o más bebidas por vez).
En total, se incluyeron 559.559 participantes, de los cuales 14.540 desarrollaron demencia de cualquier tipo durante el periodo de seguimiento. Los análisis observacionales hallaron una asociación en forma de U entre el consumo de alcohol y el riesgo de demencia: en comparación con los bebedores moderados (menos de 7 bebidas por semana) se observó un riesgo 41% mayor entre los no bebedores y los grandes bebedores que consumían 40 o más bebidas por semana, aumentando a un riesgo 51% mayor entre los que eran dependientes del alcohol.
Se utilizaron tres medidas genéticas relacionadas con el consumo de alcohol como exposiciones diferentes para estudiar el impacto de la cantidad de alcohol consumido, así como el consumo problemático y dependiente, en el riesgo de demencia. Estas exposiciones fueron: consumo semanal autodeclarado de bebidas alcohólicas (641 variantes genéticas independientes); consumo problemático y de riesgo (80 variantes genéticas); y dependencia del alcohol (66 variantes genéticas). Un mayor riesgo genético para los tres niveles de exposición se asoció con un mayor riesgo de demencia, con un aumento lineal del riesgo de demencia a mayor consumo de alcohol. Sin embargo, no se encontró una asociación en forma de U entre el consumo de alcohol y la demencia, ni se observaron efectos protectores de un consumo bajo de alcohol. En cambio, el riesgo de demencia aumentó de forma constante con un mayor consumo de alcohol predicho genéticamente.
Quienes desarrollaron demencia generalmente bebieron menos a lo largo del tiempo en los años previos a su diagnóstico, lo que sugiere que la causalidad inversa (donde el deterioro cognitivo temprano conduce a un menor consumo de alcohol) subyace a los supuestos efectos protectores del alcohol encontrados en estudios observacionales previos.
El estudio concluye en el efecto perjudicial que el consumo de alcohol en cualquier medida tiene sobre el riesgo de demencia, sin evidencia que sostenga el efecto protector del consumo moderado de alcohol sobre la salud cerebral.
Para más información, acceda al artículo original: https://ebm.bmj.com/content/early/2025/09/16/bmjebm-2025-113913
Fuente: BMJ Journals
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