Obesidad - Publicado el 17 de octubre de 2018

El metaboloma: otra forma de medir los efectos nocivos de la obesidad sobre la salud

El metaboloma: otra forma de medir los efectos nocivos de la obesidad sobre la salud

El vínculo entre la obesidad y problemas de salud es más que evidente. Las personas obesas tienen un mayor riesgo de diabetes tipo 2, cáncer o enfermedad hepática y cardiaca. Pero esta conexión no siempre está demasiado clara. Por esta razón, han tratado de desarrollar mejores formas de determinar quién tiene un mayor riesgo de desarrollar estas complicaciones.

Actualmente la forma más aceptada para determinar la obesidad es la medida del índice de masa corporal (IMC), una fórmula matemática simple que utiliza peso y altura de cada individuo. Ahora, un artículo que aparece en la revista «Cell Metabolism» presenta una nueva vía para evaluar la obesidad. El estudio analizó tanto el metaboloma como el genoma y su relación con el IMC.

«Estamos tratando de identificar la heterogeneidad en lo que actualmente llamamos obesidad. Hay una necesidad de formas más precisas de medir», señala el autor principal Amalio Telenti profesor de genómica en Scripps Research. «Aunque está claro que la obesidad está relacionada con determinadas enfermedades, no todas las personas obesas terminarán por desarrollarlas. Además, hay personas que sin parecer obesas, tienen todas las complicaciones relacionadas con la enfermedad».

El metaboloma es el conjunto completo de las pequeñas moléculas denominadas metabolitos que se pueden encontrar en una muestra biológica, como el plasma sanguíneo. Estos químicos incluyen ácidos grasos, aminoácidos, azúcares y vitaminas, por nombrar algunos. Los cambios del metaboloma en respuesta a las interacciones entre el genoma y el medio ambiente. Quienes estudian metabolómica dicen que está a punto de convertirse en una parte importante de la medicina personalizada, junto con la genómica, la proteómica y el análisis del microbioma.

En este estudio, los investigadores utilizaron datos de TwinsUK, un estudio de varios años que examina las influencias genéticas y ambientales en la salud humana y el envejecimiento. Este estudio ha analizado las medidas metabólicas y corporales de casi 2.000 gemelos adultos que se habían recogido en tres periodos de tiempo durante 13 años. También utilizaron datos de un solo espacio temporal de otros 427 voluntarios. Encontraron que aproximadamente un tercio de los metabolitos incluidos en el estudio estaban asociados con cambios en el IMC.

«Para la mayoría de las personas el metaboloma está estrechamente relacionado con el peso y el IMC -explica Telenti-. Cada vez que alguien gana o pierde un kio, su metaboloma cambia. Es casi lineal». Pero al mismo tiempo, agrega, «correlacionar bien no es lo mismo que correlacionar perfectamente, y ahí es donde este trabajo se resultó ser muy interesante».

Aunque ya se han realizado estudios con personas cuyo IMC no coincide con su salud metabólica, esta es una nueva forma de definir quién es metabólicamente saludable, apunta la investigadora Liz Cirulli, investigadora de Human Longevity Inc. «En todo el espectro de peso, encontramos personas que eran más pesadas o más livianas de lo esperado según su metaboloma». Estas diferencias se detectaron en una gama de metabolitos vinculados a diversas enfermedades.

Y otro hallazgo sorprendente fue que la genética no se correlacionó tan bien como se esperaba. Las diferencias en la genética entre las poblaciones obesas y no obesas no mostraron patrones lo suficientemente distintos para ser predictivos. La excepción fue con unos pocos genes particulares que se sabe que están relacionados con la obesidad extrema, como las mutaciones en MC4R. Se conoce que dicho gen desempeña un papel fundamental en la regulación de la ingesta de alimentos y el balance energético.

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