Obesidad - Publicado el 29 de septiembre de 2020

Hacer ejercicio no aumentaría las ganas de comer

Hacer ejercicio no aumentaría las ganas de comer

Este estudio, denominado 'PRONAF' (PROgramas de Nutrición y Actividad Física para el tratamiento de la obesidad) se centró en analizar si un tipo específico de ejercicio podría favorecer una mejor adherencia a los planes de alimentación prescriptos, una mayor motivación relacionada con la alimentación, una dieta más saludable o mayores cambios en la composición corporal en sujetos con sobrepeso y obesidad.

El estudio se realizó sobre una muestra de adultos (18 y 50 años) sobre la que se analizaron más de 2.500 variables. Los resultados de este trabajo no habrían mostrado efectos sustanciales del tipo de ejercicio sobre la ingesta de energía, la selección de macronutrientes o los cambios en la composición corporal. En cambio, las personas que empezaban la intervención con un promedio igual o superior a 7.500 pasos diarios aumentaban en mayor medida el consumo de proteínas a lo largo del programa comparado a las personas que en el inicio hacían menos de 7.500 pasos al día.

"Este aspecto es positivo, dado que un aumento en la actividad física diaria requiere una mayor ingesta de proteína, y estas personas estarían ayudando a cubrir este requerimiento de forma espontánea. Además, tras un programa de pérdida de peso de seis meses, las personas no redujeron su motivación relacionada con la dieta o el ejercicio, especialmente las mujeres", comenta Rocío Cupeiro, una de las autoras del estudio.

La investigación llevada a cabo por el equipo de la UPM habría mostrado que el ejercicio de fuerza, aeróbico o su combinación, no provocarían una mayor necesidad de ingesta en individuos con exceso de peso. "Uno de los resultados más interesantes que hemos obtenido es que se pone de manifiesto que las personas que inician un programa de ejercicio a largo plazo no aumentan su consumo de energía de manera compensatoria, siempre y cuando se incluyan consejos dietéticos. Por lo tanto, los/as entrenadores/as pueden contemplar cualquier de las tres opciones de entrenamiento sin miedo a que el programa de ejercicio físico impacte sobre la conducta alimentaria", señala otro de los investigadores de INEF-UPM.

Por otra parte, se desprende también de este trabajo, publicado recientemente en la revista internacional 'Nutrients', que un incremento en el número de pasos, (actividad física no planificada), podría ser altamente beneficioso porque produciría un aumento del gasto energético y además se asociaría a un mayor consumo de proteínas, lo cual sería necesario en personas activas. 

Para finalizar, el estudio mostraría una mayor tendencia de las mujeres a seguir los programas de entrenamiento que incluyen ejercicio físico para el descenso de peso al mismo tiempo que desmiente algunas de las falsas creencias en relación con el consumo de alimentos y la práctica de ejercicio.

"El ejercicio físico se reafirma como una de las mejores opciones de tratamiento coadyuvante del sobrepeso y la obesidad. Además de mejorar la composición corporal, y otras comorbilidades y factores de riesgo (presión arterial, perfil lipídico, consumo de oxígeno, etc.), las personas con exceso de peso graso parecen no aumentar sus ingestas más allá de lo adecuado para mantener sus actividades diarias. Esto elimina la creencia bastante extendida de que la realización de ejercicio físico aumenta las ganas de comer, siempre y cuando se den unas pautas de control alimenticio, lo que además pone en valor el trabajo de los entrenadores, que es una importante ayuda en este sentido", subrayan los autores del estudio.

Full text: https://www.mdpi.com/2072-6643/12/2/557/htm