Otros - Publicado el 04 de julio de 2025

Consumir más dulces no incrementa la preferencia por lo dulce ni altera el equilibrio energético.

Consumir más dulces no incrementa la preferencia por lo dulce ni altera el equilibrio energético.

Contrario a la creencia popular de que comer más alimentos dulces incrementa la preferencia por ese sabor, un estudio liderado por la Universidad de Wageningen (Países Bajos) concluyó que esta relación no existe. Tras seis meses de intervención dietética en adultos, los investigadores observaron que las preferencias por el dulzor se mantuvieron estables sin importar la cantidad de productos dulces consumidos. Los resultados fueron presentados en la conferencia Nutrition 2025 en Orlando, Estados Unidos, y podrían tener implicancias relevantes en la percepción del consumo de azúcar como factor que “educa” el paladar.

El estudio fue un ensayo controlado aleatorio con diseño pre registrado y aprobado por un comité de ética. Participaron 180 adultos divididos en tres grupos: uno con dieta rica en productos dulces, otro con dieta baja en dulzor, y un tercero con combinación de ambos. Cada dos semanas, los investigadores entregaban paquetes con alimentos y bebidas que cubrían aproximadamente la mitad de la dieta diaria de los participantes. Los menús se diseñaron usando un banco de datos con la intensidad de dulzor de 500 productos comunes en Países Bajos. La preferencia por el dulzor se evaluó antes, durante, después y hasta cuatro meses después de la intervención. También se midieron ingesta energética, macronutrientes, peso, composición corporal y marcadores sanguíneos de riesgo metabólico. La asignación a los grupos fue aleatoria y balanceada por edad, sexo y peso.

Los hallazgos mostraron que ni el aumento ni la disminución en el consumo de alimentos dulces modificaron la preferencia por el sabor dulce, la percepción del dulzor, ni la elección de alimentos. Tampoco se observaron cambios significativos en el consumo energético, el peso corporal ni en marcadores de salud metabólica como glucosa, insulina o colesterol. Al finalizar la intervención, los participantes retomaron de forma espontánea sus patrones previos de consumo de alimentos dulces en los seguimientos posteriores.

Este estudio es uno de los primeros en evaluar el impacto del dulzor en toda la dieta durante un periodo prolongado y con condiciones realistas de consumo. Según el doctor Kees de Graaf, sus resultados refutan la idea de que exponerse regularmente a lo dulce aumenta su preferencia o impulsa un mayor consumo calórico. El equipo planea ahora replicar el estudio en niños, ya que podrían mostrar mayor flexibilidad en la formación de preferencias y hábitos alimentarios. Estos hallazgos podrían cambiar la forma en que se entienden y diseñan las recomendaciones sobre el consumo de azúcar en la dieta cotidiana.

Para ver más a detalle esta información ir a la nota original.