Inseguridad alimentaria como factor de riesgo de demencia

El número de adultos mayores que viven con enfermedad de Alzheimer y demencias relacionadas con la enfermedad de Alzheimer se encuentra en aumento. De manera similar, la inseguridad alimentaria, definida como la falta de acceso regular a alimentos suficientes e inocuos para llevar adelante un estilo de vida saludable y activo, también continúa aumentando.

La inseguridad alimentaria puede conducir a un pobre estado nutricional, desencadenar mecanismos de estrés e incrementar la posibilidad de sufrir enfermedad cardiometabólica y mental. Dado que la inseguridad alimentaria puede reducirse a través de políticas públicas y que las opciones de tratamiento de la demencia son escasas, es importante evaluar si la inseguridad alimentaria se asocia con aumento del riesgo de demencia.

Se realizó un estudio de cohortes que utilizó datos provenientes de una encuesta longitudinal representativa de la población de Estados Unidos sobre personas de 50 o más años de edad no institucionalizadas (Health and Retirement Study). Se incluyeron 7012 participantes con una mediana de edad de 67,7 años, 58,9% mujeres.

Se evaluó el estado de seguridad alimentaria a través de un cuestionario validado por USDA y luego se categorizaron las respuestas en una escala de 3 niveles, de acuerdo a las guías USDA (seguridad alimentaria, baja seguridad alimentaria y muy baja seguridad alimentaria).

Comparados con adultos de mayor edad con seguridad alimentaria, las personas con baja y muy baja seguridad alimentaria presentaron 1,38 y 1,37 veces más probabilidades de desarrollar demencia, respectivamente. Traducido a años de exceso de envejecimiento cognitivo, las estimaciones puntuales mostraron que la inseguridad alimentaria está asociada con un aumento del riesgo de demencia equivalente a aproximadamente 1,3 años adicionales de envejecimiento.

Comparados con adultos mayores con seguridad alimentaria, aquellos con baja y muy baja seguridad alimentaria presentaron mayor declinamiento de la memoria a los 70 años de edad.

Estos hallazgos destacan la necesidad de mejorar  el estado de seguridad alimentaria en adultos mayores para contribuir a reducir la incidencia de demencia.